El Suzhou auténtico

Una semana después de mi primer encontronazo con la cultura oriental ya me movía por Shanghai como pez en el agua. Había aprendido a decir “por favor”, “baño”, “cerveza” y  “arrolladito primavera” en chino; por lo tanto, consideraba que todas mis necesidades primarias estaban cubiertas. Ya estaba lista para dejar la casa de mi tío…